EL SAOP Y LOS TIEMPOS PANDÉMICOS

La atención del SAOP continúa desde casa

Más de un centenar de niños, niñas y adolescentes siguen con su tratamiento psicopedagógico a través de herramientas virtuales. “Nos abocamos a sostener a las familias frente a la continuidad pedagógica, que también suscita angustia ante las tareas escolares”, explica Oscar Amaya, director del Servicio.

El Servicio de Atención y Orientación Psicopedagógica que funciona en la Facultad de Ciencias Sociales adaptó su trabajo a esta nueva etapa de aislamiento social preventivo y obligatorio. Desde que comenzó la cuarentena, las y los profesionales siguieron vinculados con los pacientes a través de medios digitales.

En esta entrevista, el director del espacio, Oscar Amaya, nos cuentan las tareas que realizan, los obstáculos que fueron superando y las estrategias que encontraron.

-¿Cuántos pacientes están atendiendo en modo a distancia?

En este mes de mayo, son 127 los pacientes que se encuentran atendidos. Además en el espacio clínico para familias, estamos trabajando con 30 familias. También sigue en marcha el proceso de admisión de familias. En este momento se encuentran en proceso de admisión 14 familias

-¿Cómo se adaptan las familias este nuevo escenario?

Las adaptaciones han sido diversas. Hay familias que se comunican a través de videollamadas y nos invitan a conocer su casa, otras restringen la videollamada a un lugar específico de la casa. Con otras familias es una llamada, donde la terapeuta habla con un adulto y luego trabaja con el paciente. Con un grupo de familias la relación es a través de mensajes de texto o whatsapp. La gran mayoría ha hecho el pasaje a la virtualidad con aceptación y hasta entusiasmo, ya que hemos intensificado el trabajo de orientación a las familias en este contexto de aislamiento. Pocos casos no han logrado la regularidad semanal, a veces no están en sus casas cuando los llamamos.

-¿Aparecieron nuevas problemáticas en el contexto de aislamiento?

Se han manifestado problemáticas características a la situación de encierro: apatía, angustia, aburrimiento, impotencia, enojo, desorientación. Nos abocamos a sostener a las familias frente a la continuidad pedagógica, que también suscita angustia ante las tareas escolares. Hacemos trabajo de orientación frente a la situación de convivencia forzada. Un trabajo especial con pacientes púberes y adolescentes que padecen la falta de libertad de movimiento y corte en sus interacciones de grupos con pares. También la brecha digital obstaculiza la continuidad pedagógica en muchas familias que asisten al SAOP, y por eso triangulamos con las escuelas para que nos remitan las actividades pedagógicas para hacérselas llegar.

-¿Cuáles son las limitaciones y las posibilidades para las y los profesionales que presenta este nuevo modo de trabajo?

En una primera etapa, vivenciamos las limitaciones que nos imponía la virtualidad: la imposibilidad del encuentro en los consultorios, las actividades clínicas basadas en la presencialidad, la pérdida de privacidad con los pacientes, el sonido ambiente de las casas…

Luego de comprender el escenario del aislamiento como de condición prolongada, y ya en comunicación con las familias, comenzamos a diseñar actividades adaptadas a la virtualidad, como audiocuentos, videos en youtube y otras plataformas, juegos, juguetes, tableros digitalizados y actividades familiares en torno a juegos, lecturas, tareas escolares y otros soportes que nos propiciaran un trabajo clínico sin compás de espera.

Paulatinamente implementamos la continuidad de los espacios grupales: además de los talleres clínicos de cuentos y el dispositivo de tratamiento grupal, el taller clínico de lectura y escritura, las tutorías para estudiantes universitarios de la Facultad y el Espacio clínico para familias.